Combatir el envejecimiento de la piel de una forma en que los efectos sean visibles pero de una manera natural, es uno de los desafíos de la dermocosmética moderna.
Para ahondar en estos temas conversamos con la Dra. Katherine Barría Steinfort, Dermatóloga Estética de Dermamed, quien nos contó sobre las nuevas terapias dermocosméticas que se están realizando en nuestro Centro.
¿Cómo sabemos que somos candidatos para realizarnos alguna terapia?
En el caso del rostro, los primeros signos de envejecimiento se dan a partir de los 30 años, incluso antes, si ha habido factores como exposición solar excesiva o hábitos como el tabaquismo. Es por esto que los cuidados deben ser precoces para prevenir. Sin embargo, alguien que ya tiene un daño o envejecimiento avanzado, también puede empezar un programa de tratamiento que permita ir recuperándose, mejorando y manteniéndose en el tiempo.
Asimismo, el envejecimiento facial depende de la piel, pero también de las capas internas, como músculo, grasa y hueso. Por lo tanto, los tratamientos no son excluyentes entre sí, sino que complementarios, porque cada uno de ellos trata las diferentes capas. Y en la medida que se hacen las combinaciones adecuadas, se obtienen mejores resultados, más naturales y óptimos.
¿Cuáles son y en qué consisten las nuevas terapias dermocosméticas que se están realizando en Dermamed?
Se trata de la mesoterapia y el skinbooster.
La mesoterapia es una técnica de múltiples inyecciones finas en la cara, incluidos parpados, cuello, escote y manos. Se puede hacer con distintos productos, entre ellos, vitaminas, antioxidantes y sustancias antienvejecimiento. Es como darle una nutrición ultra a la piel, un “golpe multivitamínico”.
En la medida que nuestra piel envejece, va perdiendo las capacidades de absorber los componentes que se obtienen mediante una crema, entonces esta es una manera de poder entregar directamente todos esos nutrientes y estimuladores a la piel. Esta terapia busca conseguir una piel más linda, mejor hidratada y luminosa.
El skinbooster es en una técnica de redensificación de la piel, que se hace con ácido hialurónico. En este caso, su finalidad no es sostener o voluminizar la cara, sino hacer que la piel se vuelva más hidratada, densa, firme, y evitar así la flacidez cutánea. Una forma de evaluar eso, es que al sonreír las mejillas no se ven tensas, sino que han perdido consistencia. Esto es propio del envejecimiento cutáneo, pero se intensifica con la radiación ultravioleta acumulada, que no solamente produce manchas, sino que hace que las fibras de colágeno y elásticas, que dan la firmeza a la piel, se desarmen y pierdan su estructura, perdiéndose la elasticidad y tensión, y aumentando los procesos de flacidez.
